bookmark_borderGoogle, hasta la cocina…

De vez en cuando me gusta hacer una ronda por la oficina estadounidense de patentes y marcas (USPTO), para conocer qué se traen entre manos los gigantes de Internet. Muchas veces digo que  a día de hoy, nos guste o no, «Roma está en Washington»; el Imperio marca la senda a seguir y casi toda la tecnología nos viene de allí.

Tenía guardada una patente de Google desde noviembre del año pasado para escribir sobre ella, porque creo que supera con mucho lo visto hasta ahora en tecnologías invasoras de la privacidad. Se trata de un sistema de sensores, micrófonos y cámaras que pretenden convertir nuestra casa en un «hogar inteligente» en el que casi todos nuestros movimientos y actividades serán escaneados y analizados. Ya pasamos del perfil individual al perfil familiar, de ser monitorizados a través del teléfono móvil a serlo hasta cuando dormimos. Cruza toda la información de ese perfil familiar, y la verdad es que el Gran Hermano de Orwell se queda en un niño de jardín de infancia.

El sistema recogerá información de todas las estancias y dispositivos, y terminará recomendándonos qué comer, a dónde ir, qué comprar o qué ver en la televisión. Esto se venderá como un soberbio servicio al usuario, como una personalización que le beneficia, pero claro, tiene su parte oscura… me pregunto qué se podría hacer con toda esa información dependiendo de en qué manos cayera.

Estoy deseando conocer qué políticas de privacidad darán a aceptar al usuario, porque jamás se me ha presentado un caso semejante. Con tantísimos sensores, interconexiones de dispositivos y demás zarandajas, tiene que ser muy entretenido hacer un registro de actividades de tratamiento de este servicio… Y por supuesto, yendo a lo práctico, no puedo dejar de pensar en qué ocurrirá cuando traigas algún invitado a tu flamante casa inteligente:

Oye, Paco, no podéis entrar todavía porque os tiene que notificar el sistema una larguísima retahíla legal… Voy mientras tanto preparando la cena, que me da tiempo de sobra, ahora os saco unos pinchitos y una copita para  que no se os haga largo…  

bookmark_borderOrganizar personas (1ª Parte)

Retomo el blog con una publicación fuera de contexto. No todo va a ser datos y tecnología, y además, le dedicaré tres entradas, porque el tema creo que lo merece por la importancia que tiene.

La semana pasada terminé el libro Measure what matters, de John Doerr. Este inversor estadounidense comenzó a trabajar en Intel en 1974, y en 1980 se incorporó a Kleiner Perkins, una empresa de capital-riesgo. Desde entonces ha asesorado en cuestiones de organización a empresas muy conocidas, como Twitter, Amazon o Google.

John coincidió en Intel con Andy Grove, el que fuera tercer empleado de la multinacional. Con los fundadores llevó a la empresa de microprocesadores a ser una de las más grandes del mundo. Según cuenta John, Andy le marcó con la siguiente afirmación:

John, casi no importa lo que sabes… es la ejecución lo que más importa

Andy fue el creador de la metodología OKR (Objectives and Key Results), o mejor en español, Objetivos y Resultados Clave. Es un sistema muy sencillo para establecer objetivos en una organización cualquiera, en equipos e incluso para individuos, y lo utilizó para hacer despegar a Intel hasta que llegó a ser la empresa que todos conocemos.

John decidió plasmarla en este libro en 2017, que contiene una explicación bastante buena y muchos ejemplos prácticos de cómo se ha aplicado en diferentes empresas (Intel, Google, MyFitnessPal, la Fundación Gates, Adobe…).

Tomo la propia definición que dio su creador: esta metodología se refiere a hacer las cosas bien. Así de sencillo y de complicado a la vez… ¿quién no quiere hacer las cosas bien?:

Las dos puntos principales en la dirección son los objetivos y los resultados clave, que combinan los dos propósitos. El objetivo es la dirección. Los resultados clave deben medirse, pero al final, sin ningún tipo de discusión, uno puede decir: ¿lo logré o no? Sí. No. Simple.

Los dos elementos fundamentales sobre los que pivota la aplicación de la metodología son los objetivos y los resultados clave:

  • Los objetivos son lo que queremos lograr, dónde queremos llegar
  • Los resultados clave son la forma en la que los lograremos

Qué y cómo. También esto nos suena, es organización básica. Estrategia y táctica la llaman los maestros de la planificación por excelencia, los militares. Va a resultar que esto no es tan nuevo, ¿verdad?

La primera parte del libro está dedicada a ejemplos de empresas donde la metodología se ha llevado a cabo, y facilita su comprensión general mediante ejemplos prácticos y reales, con el testimonio de muchos de sus protagonistas. Encontraremos a Larry Page, Sheryl Sandberg, Bill Gates y hasta a Bono, el cantante de U2.

Aquí tenéis un ejemplo del libro que nos puede servir para entender mejor el sistema. Se trata de la distribución de los OKRs en un equipo de béisbol fútbol americano (thanks, Greg!). El objetivo del Director General es «ganar dinero para los propietarios», y sus resultados clave son dos, «ganar la Super Bowl» y «llenar la entrada en casa hasta el 90%». Éste distribuye sus resultados clave como objetivos del Entrenador Jefe, y el Vicepresidente de Márketing. Y así se van desplegando por la jerarquía organizativa hasta llegar a todos los escalones. Podemos imaginar cómo dentro de los resultados clave de un jugador titular del equipo podría estar el de «marcar 5 tantos en cada partido», y subiendo en la escala, se comprueba cómo cumpliendo ese resultado, el jugador contribuye a todos los objetivos, y finalmente, al inicial, que es «ganar dinero para los propietarios».

En este sistema, el jugador podría consultar toda la línea hasta llegar arriba: ¿qué hace el entrenador?, ¿qué hace el director general?… Esto concede al sistema el beneficio de la transparencia. Al conocer todo el esquema, el jugador puede dar mayor sentido a su trabajo, lo que me lleva a hablar de la segunda parte, que creo que es la más importante del libro.

En un segundo bloque, John se fija en las personas y en el nuevo mundo del trabajo. Subrayo las personas, porque sí, son lo más importante: tú puedes tener una metodología que en el papel y en la teoría funciona, pero al final, son las personas quienes la aplican, y han de conocerla, entenderla, y sobre todo y por encima de todo, implicarse porque creen en ella. Si no, todo será papel mojado y no servirá para nada. Con más ejemplos prácticos, John concede la importancia que merece al cambio cultural en la organización que pretenda utilizarlos, e introduce el concepto de gestión continua del rendimiento. 

Como no puede ser de otra manera, la metodología no puede aplicarse de un día para otro. Un cambio organizativo tan profundo ha de hacerse por fases, ha de ser planificada bien para que no fracase antes de comenzar. En la página web se ofrece un ejemplo de planificación del ciclo de los OKRs bastante claro:

Tengo que decir que, después de haber trabajado 10 años en una organización como las Fuerzas Armadas, y 12 en una multinacional, este método es el que más me ha cautivado hasta la fecha, fundamentalmente por su sencillez, transparencia y la importancia que concede a las personas.

Por si a alguno os interesa, aquí tenéis la conferencia que dio John en TED en abril de 2018; es cortita, poco más de 11 minutos, y explica muy bien la filosofía de este método organizativo:

 

La segunda parte, para el lunes que viene…